ENERGÍAS RENOVABLES
ENERGÍAS RENOVABLES
Qué son, tipos y sus beneficios
Qué son, tipos y sus beneficios
Energías renovables en Guatemala
Actualmente en Guatemala, la política energética gubernamental, tiene como objetivo diversificar y revertir, en pro de las energías renovables, la matriz energética del país, que en la actualidad depende principalmente de tecnologías contaminantes.
Esto es bastante esperanzador, pues Guatemala tiene un potencial enorme de producción de energía renovable, del cual solo estamos aprovechando alrededor del 15%. Somos capaces de producir suficiente energía para cubrir el 100% de la demanda del país y generar un excedente que podríamos exportar, creando fuentes de trabajo, dinamizando la economía y cuidando nuestro planeta.
Tipos de generación de energía renovable en Guatemala
Es aquella energía obtenida principalmente de las corrientes de agua de los ríos. La gravedad hace que el agua fluya de un terreno más alto a uno más bajo, creando una fuerza que puede ser usada para accionar generadores de turbina y producir electricidad.
Es la más abundante en Guatemala, debido a la cantidad de ríos con que cuenta y una orografía privilegiada para pequeñas y medianas centrales hidroeléctricas.
Es la energía procedente del calor acumulado en la corteza terrestre, y que puede ser utilizada para la producción del calor y de energía eléctrica a partir del vapor natural de la tierra.
Es aquella que proviene del aprovechamiento directo de la radiación del sol, y de la cual se obtiene calor y electricidad. El calor se obtiene mediante colectores térmicos, y la electricidad a través de paneles fotovoltaicos.
La energía eólica se considera una forma indirecta de la energía solar, puesto que el sol, al calentar las masas de aire, produce un incremento de la presión atmosférica, y con ello, el desplazamiento de estas masas a zonas de menor presión.
Así se da origen a los vientos como un resultado de este movimiento, cuya energía cinética puede transformarse en energía útil para generación de energía eléctrica, entre otros.
La Energía de la biomasa es la que se obtiene de los compuestos orgánicos mediante procesos naturales. Con el término biomasa se alude a la energía solar, convertida en materia orgánica por la vegetación, que se puede recuperar por combustión directa o transformando esa materia en otros combustibles, como alcohol, metanol o aceite. También se puede obtener biogás, de composición parecida al gas natural, a partir de desechos orgánicos.
Beneficios de las energías renovables
- El más bajo costo de electricidad a largo plazo (hidroelectricidad, geotermia y biomasa).
- Estabilidad en la tarifa al usuario final.
- Independencia energética y reducción de la factura petrolera.
- Energía limpia, no emisión de gases de efecto invernadero.
- Inversión, empleo y desarrollo local, rural.
- Compatible con los programas de electrificación rural.
- Importantes ingresos fiscales una vez agotado período de incentivos.
- Aplicación a gran, mediana y baja escala.
- Imagen verde para el país.
Energías renovables en Guatemala
Representantes de más de 170 países llegaron a un consenso en la Conferencia de Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo (2002), y en el 3º Foro Mundial del Agua, en Kyoto (2003): toda generación hidroeléctrica es renovable y merecedora de apoyo internacional. Lea, abajo, las diez razones que los llevaron a esta conclusión.
1. Hidroelectricidad es una fuente renovable de energía.
La hidroelectricidad aprovecha la energía del agua corriente de los ríos para producir electricidad sin reducir la cantidad del agua. Por este motivo, todos los emprendimientos hidroeléctricos, de pequeño o gran porte, al hilo de agua o de almacenamiento, se encuadran dentro del concepto de fuente de energía renovable.
2. La hidroelectricidad viabiliza la utilización de otras fuentes renovables.
Las centrales hidroeléctricas con embalses ofrecen flexibilidad operacional incomparable ya que pueden responder inmediatamente ante las fluctuaciones de la demanda de electricidad. La flexibilidad y capacidad de almacenamiento de las centrales eléctricas las hacen el medio más eficiente y económico para dar soporte al empleo de fuentes intermitentes de energía renovable, como la energía solar o la energía eólica.
3. La hidroelectricidad promueve la seguridad energética y la estabilidad de los precios.
El agua de los ríos es un recurso doméstico y, al contrario del combustible o gas natural, no está sujeta a fluctuaciones de mercado. Además, la hidroelectricidad es la única gran fuente renovable de electricidad y su relación costo beneficio, eficiencia, flexibilidad y confiabilidad ayudan a optimizar el uso de las usinas térmicas.
4. La hidroelectricidad contribuye al almacenamiento de agua potable.
Los embalses de las centrales hidroeléctricas colectan el agua de la lluvia, que puede entonces ser utilizada para consumo o para irrigación. Al almacenar agua, ellos protegen los acuíferos contra el agotamiento y reducen nuestra vulnerabilidad a inundaciones y sequías.
5. La hidroelectricidad aumenta la estabilidad y la confiabilidad del sistema eléctrico.
La operación de los sistemas eléctricos depende de fuentes de generación rápidas y flexibles para atender a las demandas de pico, mantener los niveles de tensión del sistema y restablecer prontamente el suministro después de un corte de luz. La energía generada por instalaciones hidroeléctricas puede ser inyectada en el sistema eléctrico más rápidamente que la de cualquier otra fuente energética. La capacidad de la centrales hidroeléctricas para ir desde el cero hasta la producción máxima, de manera rápida y previsible, las hace excepcionalmente adecuadas para atender las alteraciones del consumo y ofrecer servicios auxiliares al sistema eléctrico que mantengan el equilibrio entre la oferta y la demanda de electricidad.
6. La hidroelectricidad ayuda a combatir cambios climáticos.
El ciclo de vida de la hidroelectricidad produce cantidades muy pequeñas de gases del efecto invernadero (GHG – “greenhouse gases”). Al emitir menos GHG que centrales movidas a gas, carbón o petróleo, la hidroelectricidad puede ayudar a retardar el calentamiento global. Aunque solamente el 33% del potencial hidroeléctrico disponible haya sido aprovechado, la hidroelectricidad actualmente evita la emisión de GHG correspondiente a la quema de 4.400.000 de barriles de petróleo diariamente, en ámbito mundial.
7. La hidroelectricidad mejora el aire que respiramos.
Las usinas hidroeléctricas no producen contaminantes del aire. Muy frecuentemente, ellas sustituyen la generación a partir de combustibles fósiles, reduciendo así la lluvia ácida y el humo. Además, los emprendimientos hidroeléctricos no generan subproductos tóxicos.
8. La hidroelectricidad ofrece contribución significativa para el desarrollo.
Las instalaciones hidroeléctricas traen electricidad, caminos, industria y comercio para las comunidades, desarrollando así la economía, ampliando el acceso a la salud y a la educación, mejorando la calidad de vida. La hidroelectricidad es una tecnología conocida y comprobada hace más de un siglo. Sus impactos son bien comprendidos y administrables, mediante medidas de mitigación y compensación de daños. Ofrece un vasto potencial y está disponible donde el desarrollo es más necesario.
9. Hidroelectricidad significa energía limpia y barata para hoy y mañana.
Con un promedio de vida útil de 50 a 100 años, los emprendimientos hidroeléctricos son inversiones de largo plazo que pueden beneficiar a varias generaciones. Se pueden actualizar fácilmente con la incorporación de tecnologías más recientes, y tienen costos muy bajos de operación y mantenimiento.
10. La hidroelectricidad es un instrumento fundamental para el desarrollo sostenible.
Los emprendimientos hidroeléctricos que son desarrollados y operados de manera económicamente viable, ambientalmente sensata y socialmente responsable, representan desarrollo sostenible en su mejor concepción. Esto es, “desarrollo que atiende hoy a las necesidades de las personas, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de atender a sus propias necesidades” (Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, 1987).